lunes, 23 de abril de 2007
jueves, 12 de abril de 2007
desfase temporal
Mirando el destino tras el cristal
y se funden en una sola,
y se escurren sinuosas por el vidrio, y se envuelven,
se retuercen, se abrazan...
De súbito, sin saber por qué,
se separan,
toman otros caminos,
buscan otras gotas,
huyen,
se esconden,
se cruzan,
se miran,
escapan,
se pierden,
se olvidan...
y regresan,
y de nuevo estan ahí, mirándose de frente, dubitativas, temblorosas, espectantes.
Un reencuentro mágico en el que el reloj parece pararse,
y los pulsos se aceleran,
y el mundo deja de girar, pero no deja de llover,
y esas gotas se estremecen de nuevo,
juntan sus cuerpos
y se hunden en el surco por el que se arrastran,
y se aprietan, se huelen,
se tocan, se miman...
Mas este no es el momento,
el sol caprichoso quema su piel hasta evaporar su pasión,
y las separa,
y las seca,
pero flota en el aire esa sensación de que habrá una nueva tormenta,
y quién sabe en qué ventana lloverán,
dónde se encontrarán para volver a mimetizarse
y recorrer juntos el mismo sendero,
en que primavera se precipitarán,
que relámpago desatará su largo viaje.
Cuál será el momento preciso en que ambas dejen de llover y se conviertan en rocío
o ese en que sus ciclos se inviertan
y amanezcan al otro lado del mundo,
en otras nubes, en otros continentes,
y nunca más sean gotas a un tiempo,
serán, entonces, lágrimas fugaces,
víctimas del desfase temporal.