Villalonga

Un lugar en el paraíso

lunes, 28 de julio de 2008

azar

Algunas veces hace falta bien poco para que sentirnos felices.
Otras en cambio, nada es suficiente.
La felicidad es caprichosa, como todos los grandes sentimientos. Quizá no sean los gestos, si no las personas. No podemos elegir a quien queremos. Mucho menos a quien nos quiera, ni de qué forma, ni en qué medida, ni durante cuánto tiempo.
La ilusión es una niña inquieta que cambia a cada instante de columpio. Y yo me mareo si voy demasiado rápido. Tengo vértigo si me columpian muy alto.
Supongo que otra caída sólo dejará una cicatriz más en mis rodillas. Un pequeño recuerdo de algo que se olvidará.
El golpe duele, pero afortunadamente, esta vez, había metido tiritas en la mochila.

sábado, 26 de julio de 2008

yo ya me iba...

- ¡Foto, foto! ¡poneos! por cierto... no os he presentado.
- Joer, ahora que se va, vas y me la presentas.
- Déjalo, a estas horas... creo que ya no hace falta.
- Lo siento, se me pasó, creí que ya os conocíais. Bueno: tú-ella, ella-tú. Listo, juntaos que os hago la foto.
- Venga va.
- Tío, así no, ponte bien, mira como sales.
- ¿Ojos cerrados?
- Tú no, tú saliste bien. uf! Vaya sonrisa... Otra, venga.
- Dale.
- ¡Otra vez! ¿No sabes ponerte normal? Pues no hago más. Tía que sonrisa más guapa. Mira, tío, a que ha salido bien su sonrisa.
- Pues sí, la que tiene.
- Bah! que me voy, dejadlo ya.
- Es que tienes una sonrisa muy guapa, de verdad. Bueno, no sólo la sonrisa...
(¿Será que sonrío por tí?...)