azar
Algunas veces hace falta bien poco para que sentirnos felices.
Otras en cambio, nada es suficiente.
La felicidad es caprichosa, como todos los grandes sentimientos. Quizá no sean los gestos, si no las personas. No podemos elegir a quien queremos. Mucho menos a quien nos quiera, ni de qué forma, ni en qué medida, ni durante cuánto tiempo.
La ilusión es una niña inquieta que cambia a cada instante de columpio. Y yo me mareo si voy demasiado rápido. Tengo vértigo si me columpian muy alto.
Supongo que otra caída sólo dejará una cicatriz más en mis rodillas. Un pequeño recuerdo de algo que se olvidará.
El golpe duele, pero afortunadamente, esta vez, había metido tiritas en la mochila.