el treinta y uno

Un lugar en el paraíso
Tal día como hoy, hace un año ya, empezaba esta historia mas o menos así:
No tenía muy claro qué quería mostrar, qué decir o qué callar, y ha salido esto, unas veces un poco más tierno, incluso diría que ñoño, otras absurdo, a veces triste, a veces alegre... pero es lo que es, parte de mí y de los que me rodean, y sobretodo de los que me leen, y los que me escriben (aunque en ocasiones sean bien pocos...)
Y aquí estoy, un año más vieja, con un año más vivido y uno menos por vivir. No sé hasta cuándo seguiré con este viaje, si lo dejaré en dos dias o lo convertiré en rutina durante tiempo. El caso es que gracias a un amigo comencé esto un año atrás y he conocido gente, he leido a muchos, cosas preciosas, geniales y con talento.
He sentido tristeza si alguien escribía triste, alegría con las alegrías, melancolía con la lejanía, calor con el cariño cercano. He reído, llorado, suspirado y sonreído. Me he desahogado con todos vosotros y he leído con atención vuestros maullidos.
Emociones a flor de piel, curiosidades, pensamientos, anécdotas, cuentos, diálogos, poemas... literatura en estado puro.
Sólo me queda agradeceros vuestra compañía y vuestros mimos.
Seguiré ronroneando.
Diría tantas cosas, que no diré nada.
Sólo esta canción,
porque estoy muy orgullosa de ser su hija,
y porque tengo los mejores padres que podría desear.
"A menudo los hijos se nos parecen,
asi nos dan la primera satisfacción;
esos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar.
Niño,
deja ya de joder con la pelota,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocacion.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.
Niño,
deja ya de joder con la pelota,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.
Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un dia
nos digan adios."
Joan M. Serrat