niño triste

Estou triste.
Tenho tristeza en mim.
Tenho saudades dos dias verdes e alegres.
Escrevo sentado.
Numa escola triste.
A única alegria é este sol pintado.
Que deixou na parede,
Mas está velho,
Tem as suas pernas partidas,
A sua cara tapada [...]
Vejo as paredes do meu coraçao
Cheias de musgo.
Gosto da alegria mas nunca mais a encontrarei,
Fugiu na boca do nosso pombo azul.
Nao poderei fazer mais poemas,
Este e o último da minha vida.
Sinto que morro de tristeza.
Victor Barroca Moreira, 9 años.
Lisboa.
Este niño tiene su historia, larga, pero que merece la pena conocer, aunque sea vagamente. Este poema se lo dedica a su anterior maestra, que llegó a su colegio, en un barrio pobre de Lisboa, y con muy pocos recursos (económicos) se ganó el cariño, la confianza y el amor de todos sus alumnos, y de la que aprendieron todo aquello que no viene en los libros. Un día, tuvo que dejar el colegio y trasladarse a otro lugar. El pájaro y el sol de los que habla, son dibujos que ellos mismos pintaron en los muros del colegio con su maestra. Y el poema, será el último porque la nueva maestra es de las tradicionales y no les permite escribir poemas ni pintar en las paredes... ella les enseña tan sólo lo que dictan los cuadernos. Y también porque la tristeza llena todo su corazón, y como dice en el último verso, mejor que nadie, siente que muere.
Ojalá algún día, sepa ganarme todo ese amor de mis niños.